Salvaguardando las distancias en tiempo, espacio, sangre, luchas, historia político social del poeta…
Salvaguardando la voz, genio y figura, sentimiento y juventud del cantante… sigo en fast forward hacia la independencia, que en mi caso, sería mi libertad.
“¡Se acabó la cargadera!”, me dijeron… cuatro palabras y me sentí como si fuera un saco de papas. No se dieron cuenta de que hace años que me esfuerzo para llegar a esa meta.
Han pasado 15 meses. Tengo déficit de masa muscular; batallo con la República Izquierdista y su rodilla que dobla en reversa… busco balance como si fuera aire para respirar. Pero hoy vuelvo a probar “La Verja de la Independencia Hacia el Camino de la Libertad”. Es pesado “depender”; y peor, que te lo hagan saber. Por eso, aunque me quiebre de dolor; “¡Se acabó la carga’era!”
El Herido
I
(...)
II
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
El hombre acecha, (1938-39)