Admito que lo hago de vez en cuando. Admito que me gusta y que conmigo lo disfrutan Milton, Nelson, Sonny, Juan, Mario y Charlie. En ocasiones, cuando ya no me quedan energías, excepto las necesarias para reírme de mí misma... segundos antes de rendirme, aprovecho para cantarme “Ah, Ah, Ah... Stayin' Alive, staying aliiiiveeee!!! Eh, eh, eeeeeh!"
Lo hago con voz chillona tipo los Bee Gees y su canción disco compuesta para la banda sonora de la película Saturday Night Fever. La canción se popularizó tras lanzarse como el segundo sencillo el 13 de septiembre de 1977. Alcanzó el Top 5 de todas las listas de éxitos de los países donde fue lanzada, y dio título, en 1983, a una secuela de la mencionada película.
"Stayin' Alive" -una de las canciones más populares de los Bee Gees- puede ser aún escuchada en una variedad de lugares… como en el gimnasio del Centro de Medicina Deportiva donde me retuerzo como pretzel en las manos de Milton o Nelson los martes, jueves… y algunos viernes (cuando el cuerpo aguanta).
Igualmente se puede escuchar los lunes y miércoles en la piscina del Rehab Center del YMCA donde ejecuto rutinas de ejercicios en agua. La revista Rolling Stone la incluyó en su lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos. Pero cuando mejor se escucha es durante las rutinas de estiramiento a la que me someten Sonny, Juan, Mario o Charlie. ¡Parezco un pretzel mojado!
Por eso canto: “Ah, Ah, Ah... Stayin' Alive, staying aliiiiveeee!!! Ay,ay, ayyyyyyyyyyyyyy. Turun tin, turun taaaan… Stayin' Alive, staying aliiiiive… Uh, uh, ah, ah…