Claudia, hermosa: como no me has llamado, continúo por aquí la conversación que empecé ayer en forma de monólogo. Voy a pensar que estamos sentadas en el banco largote del Parque Central, a la sombra de un árbol frondoso, hablándonos “con el corazón en la mano”.
¡Estamos en países tan apartados! Si tú bajas de Canadá y yo cruzo Estados Unidos, Nueva York sería un buen punto de encuentro. Además solo hay un banco largo como ese... (que yo sepa).
Bonita: te cuento que cuando nos descubren Intrusos –grandes o pequeños, “malignos”, o no- nosotras, y todas las personas allegadas a nuestro entorno, tenemos muchas alternativas, y el derecho a usar la que nos dé la santa y real gana. Ese espacio se lo debes permitir a tu madre, y te lo debes permitir a ti.
Te explico: podemos entrar en negación e ignorar la situación y meter la cabeza debajo de la tierra, como dicen que hacen los avestruces (yo nunca he visto a uno hacerlo); podemos ir acercándonos a la realidad a paso lento, con dolor, con rabia, con pena, con autocompasión, con culpabilidades y miedos... ¡como se nos dé la bendita gana! O, podemos hacerlo con ánimo de lucha; combativos, llenos de esperanzas e ilusiones. También podemos hacerlo solos, escondidos y con doloroso estoicismo. Hay mil formas más. La mayoría de las personas pasamos por una combinación.
Debes darle ese espacio a tu mamá, y debes autorizártelo a tí misma. Mejor que todo: siéntanse afortunadas las dos de tenerse la una a la otra en estos momentos, cuando ella, a los cincuentipico años, cuenta contigo, de veintipico largos (¿me dijo bien tu padre, o se despista como todos los hombres?). En mi caso, yo tenía 42 y mis hijos tenían 12 y 8 años... muy chicos aún.
Una vez se descubre un Intruso –quieras, o no- todos entramos en una guerra que se libra en pequeñas batallas de día a día, para las que te sugiero que te propongas pequeñas metas. Ya que nos vamos conociendo así, poquito a poco, en éste banco largote del Central Park, a la sombra de los árboles que en semanas quedarán desnudos: ¿podemos seguir hablando de las “pequeñas batallas diarias” mañana? Para pasado mañana te cuento la importancia de que ella cuente con un equipo que se encargue de "lo administrativo" del proceso, mientras ella -como he hecho yo- se concentra en ganarle a su Intruso.