Si fuera poeta haría fiestas de palabras. Me gustan las palabras. Amo las palabras. Almohada. Lluvia. Gotas. Sueño. Cuando aplaca la lluvia, las gotas me hipnotizan hasta llevarme a la almohada en la que sueño contigo... !con sueño! Almohada. Lluvia. Gotas. Sueño.
Sueño...
Despierto a la realidad al sonar del “bíng” del correo electrónico que me avisa que ha llegado otro mensaje. Es de mi “amigo” Ricardo Soca, el de “La Palabra del Día”. Estoy suscrita a su página desde hace varios años. Y... ¡sorpresa! Soca me envió dos sueños:
“Sueño"
"En castellano hay dos palabras homónimas con significados diferentes, aunque no muy distantes: sueño para designar el 'acto de dormir' y sueño como 'representación de sucesos e imágenes en la mente de quien duerme'.
"La primera proviene del latín somnus, y la segunda, del latín somnium. Esta equivalencia no ocurre en las demás lenguas romances: en portugués y en gallego se distingue sono y sonho (en gallego, soño); en catalán son ysomni; en francés, el acto de dormir es llamado sommeil y el de soñar, rêve; en italiano, ambas ideas se expresan como sonno y sogno. Sin embargo, Corominas observa que es frecuente, al menos en catalán, que haya transgresiones a la diferenciación de ambos vocablos.
”El intento más conocido de sortear las confusiones causadas por la homonimia de estos dos conceptos se observa en la traducción al español de las obras de Sigmund Freud, en las que el traductor Luis López-Ballesteros de Torres usó sueño para referirse al acto de dormir y ensueño, para mencionar el acto de soñar, tan importante en el universo freudiano.
”Las dos palabras latinas que dieron origen a ambas formas de sueño provienen de la antiquísima voz indoeuropeaswep-no, que cambiando el sufijo -no por -os, como swep-os, dio lugar al latín sopor 'adormecimiento', que llegó a nuestra lengua con el mismo significado”.