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domingo, 6 de mayo de 2012

Ya él aprendió a vestirme


Si hubiéramos tenido hijas, probablemente a mi esposo se le hubiera facilitado la hazaña de aprender a vestir a una mujer sin voluntad en las piernas. Empezando por la ropa interior, el pobre tiene que verificar que cuando el sello del panti está centralizado, debe quedar atrás;  que si lo tiene de lado, va del lado de la cadera izquierda. Tiene que asegurarse que las piernas entren por los lados que tienen el mismo corte. Nunca, bajo ningún concepto, una pierna debe entrar por el hueco donde va la cintura. ¡Es toda una ciencia para quien tiene que hacer de día y con extremo cuidado para evitar dolor… lo que ha hecho siempre en reversa!
En un momento dado, a mi esposo le dio por seleccionar panties negros con pantalones claros. Ya aprendió que ropa interior negra sobre ropita blanca es un “No-No”. ¿Los pantalones? Un evento.  Después de haber lucido un cuerpo de jovencita hasta los cuarentipico años; cambié las tácticas de las vestimentas. ¿Jeans? ¡Siiii!  Pero para pasar el día en una silla de ruedas/ aplasta nalgas, opté por comprarlos en el departamento de ropa de maternidad. Ese truco le ha facilitado la vida a mi esposo cuando me viste y me desviste. A mí, me ahorra al malestar de los cierres en la cintura y los bolsillos, que en mezclilla, son de agonía. Mis pantalones “de salir” también son de maternidad. Muy lindos, por cierto. Afortunadamente, hoy día la moda para las mujeres embarazadas es “favorecedora” para las que no lo estamos. ¡Encuentro increíble que las preñadas quieran disimularlo!
Ponerme las medias es una pejiguera. Que si los pies están hinchados, hay que usar las finitas con las únicas zapatillas que me sirven porque me proveen suela ancha para la estabilidad; que si voy a terapias, son otras medias. Que si tengo que usar las agarraderas plásticas para los pies y las piernas… ¡ese es otro cuento! Van con las zapatillas de un tamaño y medio más grande… que además, no tienen la base ancha y pueden provocarme accidentes.
Con la parte superior, no hay problemas. Yo me visto sola. El problema es la combinación. Ya mi esposo se ha memorizado qué va bien con qué. Pero yo lo resuelvo pidiéndole que me enseñe la gaveta de las camisetas, y escojo. Si quiero una blusa, me tiene que enseñar las mangas una a una, y yo selecciono… entre las que no requieren planchada. Definitivamente, a mi esposo le ha costado mucho aprender a vestirme. Es más fácil desvestir. ¡Gracias mi amor! Te amo… aunque ahora no pongamos musiquita para el anti-sexy proceso de vestirme. 


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Sobre las fotos e ilustraciones aquí presentes...*

* Si alguien se ofende con la publicación de alguna foto tomada prestada de la Gueb, que lo diga y la borro inmediatamente. Si le ofende mucho, mucho le pido excusas públicamente por el malrato.
Si alguien toma alguna de las mías, que no sea tontito y lo diga, que difícil que es esta pendejada de tomar fotos sin poder mover el culo de una silla.

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