¡Intruso nunca se enteró del primer millón de visitas!

Ellos tampoco le dan tregua a Intruso:

domingo, 28 de marzo de 2010

Con el mar en mi contra

Ayer me escapé de casa. Con la ilusión y rebeldía que me caracterizan -aunque sea cincuentona y premenopáusica- confabulé con la única persona que me sigue las locuras. ¡Bendito sábado!

Salí de casa con el traje de baño debajo de una camisa color guayaba y unos mahones ajustados. Mi hijo favorito, de los mayores, lo supo al instante porque le tocó bajar los tereques, entre los que sobresalía mi toalla de colores chillones. “Máma, ¿a dónde tú vas?”; “Shhh... a la playa. Búscame a Flori”.

De todos los bastones, solo Flori -coqueto y casi indestructible- es apto para esa aventura. No sometería al salitre a Ramito ni a Tofutti, obras de un reconocido pintor y de una gran ilustradora, respectivamente.

Después de dos paradas para realizar gestiones sabatinas, y de una última para comprar cremas para evitar que el sol nos cocinara la piel, mi cómplice y yo nos comidos dos tacos mexicanos y nos encaminamos hacia Piñones; que de piñas, no tiene nada. Se trata de una enorme franja de arenas limpias de color sol de atardecer; palmeras altas y largas como patas de flamenco, bordeada de arbustos de uvas playeras.

Tanto de día como de noche, el lugar tiene fama de ser un “lover’s lane” de 7 pares de... ¡eso mismo!

Para mí es más que especial. Y no porque me hubiera “apiñado” con alguien (“apiñado”= verbo acabado de nacer, cuyo significado no hubiera sido utilizado por María Moliner). Para mí, Piñones es casi sagrado. “Casi” porque le falta la magia y la sapiencia de las culturas precolombinas que he respirado en Teotihuacan, Chichen Itza y Machu Pichu.

En Piñones todavía se escuchan los llantos de los esclavos africanos y se respira su deseo de sobrevivir las cadenas y el carimbo. Quizá de ellos busco la fuerza para levantarme de los resabios que me ha causado Intruso -el tumor cerebral que aparentemente me habita desautorizado- en su tercer ataque. De hecho, fue en las arenas de Piñones donde dí mis primeros pasos hace 12 años, tras la primera craneotomía.

Por eso escogí esa playita.

El día se lucía de hermoso. El cielo tan azul que dolía mirarlo. Ni una nube. El mar competía con distintos azules, para que tuviéramos a escoger la tonalidad favorita. Ya habíamos llegado y no nos íbamos a paralizar con el paisaje.

Mi cómplice sacó silla y bolsos antes de bajarme.

No la obedecí. Abrí la puerta del carro, saqué la pierna derecha y ayudé a la malcriada República Independiente Izquierdista. La arena, ardiente, no respetó las sandalias de goma y se me metía por los lados. Como desde hace tantos años... sentía el calor en el pié derecho, pero no en la República Independiente Izquierdista, ni en 4 de sus 5 islitas. Esos dedos que encorvados le hacen el trabajo más difícil al resto de la nación.

Ni sosteniéndome con las dos manos mi pobre cómplice podía hacer que diera un paso. El pie de la República Independiente Izquierdista se torcía hacia fuera en pleno ataque terrorista. Descansando cada dos o tres pasos, llegamos a la silla. A ratito, volvimos a la carga: un paso, descanso; otro paso, descanso.

No sé cuál de las dos se cansó más. Ser paciente de cáncer en remisión y arrastrar a una loca que se empecina en vencer a una minoritaria República Independiente Izquierdista es otro capítulo más de “La Locura en Estéreo” de dos amigas.

Cuando por fin llegamos a la arena mojada, el pie dejó de virarse, ¡y de doler!

Entonces... ¡patos al agua! Ese era el grito de alegría que yo le decía a mis hijitos antes de que tocaran el bendito líquido antes de bañarlos. Pensé en cada uno de ellos y en aquella época de autosuficiencia en la que podía hacer todo solita. Esperé que mi cómplice hiciera un reconocimiento del área para ver si mis pies tolerarían. Una vez aprobado... me agarró de las manos y entonces sí fui feliz.

Agua, mágica agua salada. Agua, la que me permite caminar en las terapias de watsu. Agua, la que limpia el espriritu... agua que... ¡fuá! Una ola me tiró. ¡Fuá, fuá! Dos olas corridas... ¡FUAAAAAAAAA! Un olón nos tiró a las dos. Mientras más fuertes, menos me podía manejar de pié. Entonces... lo de siempre: me tenso, y la pierna se estira como un palo. Lo ineludible: la República Independiente Izquierdista sube a una inclinación de 90 grados del cuerpo. “¡Mierda! Si me da una convulsión el el agua, me chupa la bruja”, pensé. Mi cómplice-lee-pensamientos trató de tranquilizarme, pero no había forma. Casi incurro en un ataque de pánico. No era para menos con una pata tiesa, asustada y ese oleaje de Cuaresma.

Mi pobre cómplice ya no sabía qué hacer: “Respira, flota, tranquila, no pasa nada”.

“¡Mierda! ¿Cómo que no pasa nada? ¿Cómo voy a flotar si tengo la pata tiesa?”, le dije desesperada y mezclando lagrimas saladas con el salado del mar.

Claro, lo que nunca le dije es la vergüenza anticipada de pensar que flotando con ¾ partes del cuerpo y la condenada República Independiente Izquierdista a 90 grados, yo hubiera parecido bailarina de nado sincronizado... y que cuando la República Independiente Izquierdista empezara la rutina de convulsión focal, todas las familias se arremolinarían a alrededor a aplaudir con sus niñitos.

Finalizada la convulsión yo lloraría de la impotencia –como siempre- y todos aplaudirían más fuerte, pensando que estaba emocionada con los vítores. Lloraría más fuerte, pensando que se burlaban, y entonces me gritarían como si estuvieran en gradas de juego de fútbol (donde yo nunca he estado): “¡Oé, oé, oé, oéeeeeeeeee!

Afortunadamente, no hubo convulsión. Desafortunadamente, el regreso del mar a la silla de playa fue más tortuoso porque las olas, cada vez más fuertes, me abatían con más coraje. Tuve que salir del mar arrastrando la tiesa República Independiente Izquierdista. Me ayudaron mi cómplice, mi República Confederada Derechista (que sí dobla), mis ancas y los brazos.

Y todo porque el mar confabuló en mi contra.

Pero el pillín no se sale con la suya. Esta semana haremos un fast search de las playitas llanas en las que pueda hacer terapia salada. Cuando mi cómplice y yo lleguemos a la pocita seleccionada, prometo quedarme quieta en lo que ella hace el reconocimiento del área.

¿Después? Ya veremos. No hay ola que detenga esta lucha cuerpo a cuerpo con Intruso.

(Foto x Cassiopeia)

viernes, 26 de marzo de 2010

Princesa entre maletas y aviones

Cuando me preguntan cómo hago en los aeropuertos ahora que no puedo caminar a consecuencia de los estragos de Intruso –el tumor cerebral que pudiera ser que ya no me habite desautorizado- siempre digo lo mismo:

“Yo no vine a caminar. Estoy aquí para volar”.

Sin embargo, en lo que una llega al avión, siempre es la misma chavienda: las caminatas de la inspección de Agricultura, hasta el counter, o las máquinas de auto registro. El registro del equipaje, el chequeo de los pasaportes, la sonadora de metales, donde casi te desnudan y la ruta larga o larguísima hacia las salidas señaladas para cada vuelo. Mientras te mueves, no falta el apresurado que empuja o golpea con las maletas y corre como si le fueran a quitar un premio de la lotería. El corredor de aeropuertos te hace pensar que está a punto de perder un vuelo pero realmente se dirige a un servicio sanitario.

Y yo, ¡no puedo sobrevivir de pie ni medio minuto sin perder el balance!

Ante los peligros que anticipo en los aeropuertos, solicito un escolta con silla de ruedas tan pronto llego. Prefiero los jóvenes y guapos, pero en el viaje de la semana pasada me tocaron los más feos y viejos. Sin embargo, no discrimino. Lo agradezco con el alma, una buena sonrisa; par de chistes y una buena propina.

Problema: una vez llego a las salas de espera en silla de ruedas: un silencio sepulcral (difícil donde los altavoces violan los decibeles permitidos), cuchicheos y miradas de reojo con pena o lástima.

Están también los que te miran incrédulos. No entienden cómo es que una belleza como yo se valga de un truco tan bajo para no hacer turnos y que no la hagan pasar por la vergonzosa máquina de detección de metales. No entienden cómo yo necesite que me lleven hasta la entrada del avión y encima, me sienten en lugares preferenciales, con más espacio para las piernas.

“¿Te caíste?” Sí. ¿Tuviste un accidente? Sí. ¿Te viraste el tobillo? Sí. ¿Se te salió la rodilla de sitio? ¡Sí!

A todos le contesto en la afirmativa.

¿Cómo voy a tener corazón para decirles la verdad? Si estuviera de mal humor le diría: “Mira, Imbécil, si te quieres ganar el pasaporte que tengo para no hacer turnos y que me lleven sobre ruedas por los largos trechos que tú tienes que caminar, te invito a que te implantes un Intruso en el cerebro... pero que sea en el área que comanda la inteligencia, la sensatez y la sensibilidad. Obviamente ya la tienes atrofiada y no se perdería mucho”.

Esa contestación pudiera provocar una conmoción de tipo terrorista.

Pero como cuando me llevan el la silla me siento como una Princesa de Aeropuerto, me limito a decir, “Sí, pero es algo temporero". Es la actitud que he intentado asumir durante los pasados 12 años de conVivencia con Intruso.

(Foto del Internet. Hoy no encontré mi corona)


martes, 16 de marzo de 2010

Sobre la magia compartida de Ricardo

“A rose is a rose is a rose”, dice Gertrude Stein tratando de engañarnos. Y es que una rosa, son pétalos suaves, aroma, espinas, hojas dentadas... amor.

En el caso de una foto, tampoco se puede ser tan simplista: una foto es una imagen, pero además, es sentimiento, emoción, recuerdos de un momento especial; con o sin compañía.

Para Ricardo Marín Araluce, seguro que es todo eso y más. Debe ser por ello que tituló esta bella imagen como ”Un día mágico”. La ví en su álbum de facebook, donde la describe de la siguiente forma: “Empezando el día con buen pie, solo levantarme y ver estas vistas desde la ventana de mi despacho”.

No dudo que los días de Ricardo comiencen mágicos con este sol que -no conforme con despertar- abre una celosía del ventanal celestial y se mira coqueto en el mar.

La foto es hermosa, pero más aún el gesto de Ricardo cuando le pido replicar la imagen por acá para compartirla. Me dice: “claro que sí en esta vida tenemos que compartir está a tu entera disposición no es mía es de todos”.

Dos comentarios después, dice: “todo consiste en ver las cosas desde una perspectiva mágica, en todos lados se encuentra depende de nosotros buscar la belleza esta en todas partes”.

Y razón, más que razón tiene Ricardo. Yo le añado que no importan las circunstancias, los despertares, las condiciones de salud o la presencia de Intrusos; las angustias o alegrías, cada día tiene su encanto y su magia. Y siempre puede ser un Gran Día como dicen Serrat & Sabina. Solo o acompañado; con trompetas o guitarras; con risas, o con lágrimas; en la salud, o cuando no haya tanta salud. El día está preñado de magia que se puede compartir cuando se levanta el telón en las mañanas.

Gracias Ricardo, mi sol de Almería. Gracias Serrat (que te pongas bien pronto). Gracias Sabina.

(Foto x Ricardo Marín Araluce)

martes, 9 de marzo de 2010

Eu não vou Viver desafinada

Terça-feira, 9 março, 2010.

Hoje, otra vez que estou fazendo o que eu posso pendurar um post Português todo dia 9. Eu estava [presta] a usar os folhetos que os turistas compran, e escrever: "Bom dia? Como vai você? Qual é seu nome? ", e continuar até alcançar os capítulos que ensinam o que dizer no momento da chegada, ou como forma de café e contando ...

No entanto, eu decidi que minhas melhores práticas Português ao som do Bossa Nova de Tom Jobim, meu namorado, na bela voz de Gal Costa, que no há desafinada.

Gostaria de dizer que por mais imperfeita que possa parecer minha vida, não desafino vai causar un "imensa dor" referida Jobim.

Cantamos como Karoke?
(Foto x Cassiopeia)

"Desafinado"

Se você disser que eu desafino, amor
Saiba que isso em mim provoca imensa dor
Só privilegiados têm ouvido igual ao seu
Eu possuo apenas o que Deus me deu
Se você insiste em classificar
Meu comtamento de antimusical
Eu mesmo mentindo devo argumentar
Que isto é bossa nova
Isto é muito natural
O que você não sabe nem sequer pressente
É que os desafinados também têm um coração
Fotografei você na minha Rolleyflex
Revelou se a sua enorme ingratidão
Só não poderá falar assim do meu amor
Este é o maior que você pode encontrar viu
Você com a sua música esqueceu o principal
É que no peito dos desafinados
No fundo do peito bate calado
Que no peito dos desafinados
Também bate um coração
Se você disser que eu desafino, amor
Saiba que isso em mim provoca imensa dor
Só privilegiados têm ouvido igual ao seu
Eu possuo apenas o que Deus me deu
Se você insiste em classificar
Meu comtamento de antimusical
Eu mesmo mentindo devo argumentar
Que isto é bossa nova
Que isto é muito natural
O que você não sabe nem sequer pressente
É que os desafinados também têm um coração
Fotografei você na minha Rolleyflex
Revelou se a sua enorme ingratidão
Só não poderá falar assim do meu amor
Este é o maior que você pode encontrar viu
Você com a sua música esqueceu o principal
É que no peito dos desafinados
No fundo do peito bate calado
Que no peito dos desafinados
Também bate um coração


lunes, 8 de marzo de 2010

Entrevistas en El Fanzine

Menuda conmemoración del Día Internacional de la Mujer la que la admirada bloguera Malbicho, de El Fanzine, ha realizado en día de hoy en el Megapost: La Blogósfera es Femenina (Día Internacional de la Mujer).

Me dijo que le contestara varias preguntas lo antes posible, que era una breve entrevista a varias blogueras. Me quedé corta al pensar su propósito. Especialmente siendo yo tan verde en este universo.

El resultado de las entrevistas está en su página.

Gracias Malbi, por la distinción de incluirme en este catálogo de admiradas famosas; y en el ramillete de las 5 magníficas expertas en el arte de la comunicación a través de la blogosfera como lo son SuperKT, Menospausas, Bendita Nostalgia, Anatta y Marichuy.

¡Propongo que Malbi conteste las mismas preguntas! Y que el cuestionario se extendienda a más compañeras. Para simplificarlo que cada una lo conteste en su propio blog. Que Malbi los anuncie y los visitamos. ¿Qué tal? ¿Quién secunda?

sábado, 6 de marzo de 2010

Kreativ Blogger, de laMari

No por malagradecida, sino por absoluta y totalmente despistada, dejé “para después” recoger y repartir uno de los premios mas codiciados entre la comunidad blogera: el Kreativ Blogger, de parte de laMari, una de mis admiradas y queridas “Inefables”.
Aunque, ahora que lo recuerdo... el retraso me lo provocó el dolor de cabeza de tener que seleccionar a 7 personas a quienes pasarle el premio. Y sobretodo, realizar el mismo ejercicio en duplicado. . Ya verán la razón...
Diariamente disfruto –como no tienen idea- de los post más recientes de al menos las primeras 10 casitas que aparecen en mi listado de casi 100. Me atraso cuando 15 de ustedes actualiza con minutos de diferencia. Esas lecturas diarias me refuerzan el orgullo de conocer a tantas personas talentosas que disfrutan de momentos de creación íntima para luego entregarnos su obra a manos llenas.
Entonces... ¿quién se atreve a decirme que conozco sólo a 7 “Kreativos”? Son decenas. Pero por ahora me limito a nombrar a Corazón Verde; a Alevosía; a Ely, de Dreams, Stars & Cofee; a Mari, de El Rincón de Mari; a Siluz, de Escribiendo en Voz Alta; a Susy de La vida es Bella y su esposo José, de ZaragozaBloggerTaxi
Tengo una ventaja. Además de laMari, recibí el mismo premio de parte de Uru.
¡En la otra casita pude mencionar a otros 7!
El otro dolor de cabeza es cumplir con el requisito de revelar 7 cosas que me desnuden. Como no me voy a quitar la ropa... confieso que:
1.me teñí el cabello por primera vez a los 40.
2. mi escritorio no puede estar regado, porque comparto la oficina de mi casa con mi esposo y su área es un desastre de .
3. soy adicta al chocolate en todas sus manifestaciones.
4. he hecho skinny dipping de día y de noche (y no en playas nudistas)
5. mi color favorito es el verde, en todas sus gradaciones.
6. doy todo, o no doy nada; no creo en las migajas
7. no escribo un poema desde hace 30 años
¿Qué tal? ¿Me confesé, o no?
Espero que los 7 recipientes pasen por el mismo “dolor de cabeza” que yo. Por cierto... Hoy regalo Besitos de coco. ¿Quién dijo “yo”?


viernes, 5 de marzo de 2010

¡Me rindo! Mañana me rindo

Ayer hablé con una de las mujeres que más admiro por su forma de ver la vida y la muerte; la niñez y la vejez; la tolerancia y las injusticias.

Ella me conoce desde hace más de 25 años. Dirigía el equipo de compañeras de trabajo que “vigilaba” a mi hijo (el favorito de los mayores) cuando yo recibía alguna encomienda laboral fuera de la oficina. ¿Dije ya que tuve el privilegio de “criar” a mi muchachote en la Redacción de un periódico?

Pues ayer hablamos ella y yo de muchas cosas, y entre los temas, de cómo “me manejo” por la vida después de que Intruso arremetiera en la tercera ronda. Ella y su esposo me visitaron en la clínica de rehabilitación hace 12 años cuando fui a aprender a vivir con 2 extremidades funcionales. Me vió en los peores momentos; formó parte del Grupo Fundador de las Chicas Yo-yo; me vió mejorar y luego caer en 2 abismos más… pero no ha visto los progresos después del ultimo evento.

No los ha visto, porque no los hay. Hubo retrocesos vertiginosos y casi fatales, hasta el último año, desde cuando más o menos estoy igual.

Olga María de las Mercedes y los Ángeles (yo bauticé así a Olguita) me dijo ayer que una tiene que pensar antes que todo en su calidad de vida: “cogerlo con calma y quedarse en casa”. Me lo dijo teniendo en mente a su hermana, también entumorada cerebral, pero con Intrusos malignos, ya metastáticos. Es cierto. Olguis tiene razón.

Cuando colgamos, pensé mucho en Frank y en su cabeza con las huellas de tantas cirugías. Para no asustar a la gente usaba bandanas rojas.o azul marino. Recordé sus ojazos claros y las noches en las que nos acostábamos en la cubierta de su velero a mirar las estrellas y a hablar de sus planes y los míos. Conversábamos de su ex novia, mi mejor amiga –hoy mi comadre-; y de mi pareja del momento, hoy mi esposo. Él trabajaba en una finca de camarones y seguía estudios post grado en biología marina. Yo empezaba estudios graduados y un trabajo en el lugar donde siempre quise llegar.

Frank tenía un Jeep abierto y de vez en cuando hacíamos paseos por “la jungla” metropolitana. Éramos Amigos. Amigos de veras y con mayúsculas. Disfrutábamos como nadie se imagina. Lo operaban en Estados Unidos y regresaba. En ese ciclo estuvo varios años.

A finales de los ’70, una noche de guitarras y canciones de protesta con Nancy, alguien le preguntó a Frank que porqué no dejaba los camarones y “descansaba en la casa para no “gastar energías”.

“¡Mañana me quedo en casa! Mañana me rindo. Mañana”, le contestó justo en el momento en que Nancy rasgó las últimas notas de una canción. Tras una corta pausa, los aplausos. Todos supimos que no aplaudíamos la canción. Hasta Nancy.

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Sobre las fotos e ilustraciones aquí presentes...*

* Si alguien se ofende con la publicación de alguna foto tomada prestada de la Gueb, que lo diga y la borro inmediatamente. Si le ofende mucho, mucho le pido excusas públicamente por el malrato.
Si alguien toma alguna de las mías, que no sea tontito y lo diga, que difícil que es esta pendejada de tomar fotos sin poder mover el culo de una silla.

Envío y comparto

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