¡Intruso nunca se enteró del primer millón de visitas!

Ellos tampoco le dan tregua a Intruso:

lunes, 24 de mayo de 2010

Escribiré "Efecto 99" con lipstick rojo

Esto no es un Ataque de Vagancia de Inicio de Semana. Hoy cito y le agradezco a Soñadora su post “El efecto 99”. Tan pronto le ponga el punto final a estos párrafos, salgo “corriendo “( a mi paso); busco el lipstick más parecido a lo que en que alta costura se conoce como “Revlon Red” y escribiré en el espejo de mi tocador “Efecto 99”.

La historia que cito de Soñadora es la de "un rey que no encontraba la manera de ser feliz, aún cuando tenía todos los placeres a su alcance debido a su inmensa riqueza […] Tal era su infelicidad que admiraba a uno de sus empleados más pobres, que sin importar su condición económica, irradiaba dicha y gozo sincero por la vida. Motivado por lo anterior, fue a consultar con el sabio del reino quien le dijo: ‘Para poder explicarte la razón de tu infelicidad y la de casi todos los hombres, necesito que comprendas el efecto 99’ “.

El resto, mis amores, lo encuentran en el magnífico blog Atrévete a Sonreir.

En éste momento salgo “corriendo” (a mi paso) para buscar ese lipstick que debo tener en alguna parte. La frase me recordará esa gran lección los días en los que me tengo que aplicar el cuento. Cuando en vez de levantarme con la alegría de vivir, me quejo de no poder caminar. Esos días en los que me doy demasiados golpes contra las paredes en mis intentos de caminar, y olvido que tengo la posibilidad de seguir intentándolo.

Gracias Soñadora.

(Foto, de la Web... todavía no encuentro ese pinta bemba rojo, rojísimo)

sábado, 22 de mayo de 2010

Piropos Espontáneos y Genuinos IV

Hay piropos que hacen llorar. En mi caso, son los que no contesto con mi acostumbrada irreverencia: a la defensiva, "de la vaqueta", o con un "de la manga production". Son los que me atraganto por respeto y cariño "del bueno" al ingenuo interlocutor. Irremediablemente, cuando de golpe te encuentras a alguien no te ha visto durante varios meses -periodo de tiempo lo empleaste en sobrevivir con medicamentos que te engordaron como ballena- pueden pasar muchas cosas.

A mí, me pasó de todo con todo tipo de personaje. Tenía que ser así porque a causa de uno de los protocolos de medicamentos de "trial & error", subí unas 30 libras, 4 tamaños de ropa y dos de zapatos. La cara se infló pareja al resto del cuerpo, incluidos los dedos. En cuestión de días, el anular derecho enterró el aro de matrimonio, y las pulseras no salían de la mano. El reloj me ahorcaba la muñeca.

Esperanzada en que se trataba de una condición temporera, me hice de un "ajuar" limitado en colores oscuros para trabajar que parecía uniforme porque los repetía cada dos días por obra y gracia de la lavadora. Eran dos pantalones, dos chaquetas y 5 blusas stretch de colores brillantes para cada día de la semana. Un solo par de zapatos negros, unas chancletas de goma transparentes, y unas zapatillas deportivas (tenis shoes) blancas. Dos pantalones cortos stretch y un mahón (jean).

Como es natural, no me sentía bien conmigo 24/7. Mirarme las manos, los pies, a la hora de vestirme, bañarme, antes de comer... en todo momento estaba consciente de que parecía un híbrido entre ballena y vaca O sea, como una "balleca".

Los encuentros con colegas, y conocidos con los que no se comparte con frecuencia siempre producían escenas non gratas. De casi todas salía triunfante con un magistral golpe bajo. Pero no siempre fue así.

Una de las más tristes y frustrantes sucedió con uno de los más altos ejecutivos de la empresa donde trabajo. Un señor que estaba a punto de jubilarse a quien le guardo y le guardaré un cariño muy grande siempre.

-"Fulana, le sientan muy bien esas libritas. Tan flaquita se veía triste", dijo mientras a mí se me trancaron dos lagrimones que no quise dejar salir.

-"Pobrecito...", pensé. "No me atrevo decirle que antes, cuando estaba flaca, era feliz por desconocer de Intruso".

-"Ni después de los embarazos se vió usted tan bonita", dijo con ingenuidad. Mientras, yo bajé la cabeza para que no viera como me despedazaba los labios para no contestarle.

Nunca le dije lo que le hubiera espetado a cualquier otra persona: que, en efecto, había quedado como una ballena después de que me hicieran una cesárea cerebral.

No sé a quién le comentó sobre mi deformidad, pero al otro día se tomó la molestia de recorrer el largo trecho entre las oficinas de los ejecutivos hasta las de los ejecutados. Para el asombro de todos, se me acercó para decirme que ya sabía "todo". Que lo sentía y que me quería dar un abrazo.

-"Tranquilo Don Fulano, este es uno de los precios que pago por el privilegio de Vivir".

Y bajé la vista para no ver sus ojos mojados.

(Foto de ballena de la Web... nunca dejé que me retrataran como "balleca")


martes, 18 de mayo de 2010

Zigzagueando

"Un notón": es la gran "nota" (viaje, trip) que experimentan los drogos (adictos, usuarios... whatever) cuando "se meten" (usan) grandes dosis.

Muchos "notones" son los que voy experimentando al menos una vez al día cuando -por prisa- no desayuno bien antes de "zumbarme" las nuevas dosis del coctel (combinación) de anticonvulsivo que he usado por casi 10 años sumados a nuevas dosos de otro anticonvulsivo recién lanzado al mercado.

Meaning? Que de nuevo soy conejillo de indias.

En días de trabajo es relativamente fácil "controlar" las notas. Su efecto más dramático es ver doble. Pero con dos cafés, una cajita de cereal seco, alguna fruta o yogurt y un jugo de china (zumo de naranja) en el estomago de una persona que NUNCA desayunaba... ayudan al "aguante".

Así las cosas, confieso que el sábado pasado no "desayuné opíparamente". Debido a la desesperación por salir del microcosmos que me encierra por no poder caminar, salí a las tiendas a toda velocidad de manos de Mi Mejor Amiga.

Resultados nefastos: no hubo pasillo por el que no me arrastrara zigzagueando y tirando la mercancía de los anaqueles, virando los ojos y diciendo "uiiipiiii qué linda nube...".

Moraleja: es mejor convulsar.

(Ilustracion, de la Weeeebsiiiiiiiii)

domingo, 9 de mayo de 2010

Feliz dia das mães para a não mães *

Domingo, Dia das Mães

Não deve ser uma mãe para desejar um ótimo domingo, Dia das Mães.

Todas as mulheres somos filhas e/o (tenemos) mães: bonitas ou feias;, magra ou gorda; ou donas de casa; doce ou amarga; devoto ou ateua; civilizada ou primitiva; eles são avós, ou não; que falam Português, ou não ... Feliz hoje!

Este é o meu segundo post para 9 dias do mês.

Eso, tal y como prometí el mes pasado, cuando fallé por un día. Hoy -al cumplir con mis tareas- aprovecho para celebrar cantando y bailando una pieza que me encanta con 2 de mis favoritos en sus respectivos géneros.

(Foto x Cass, tomada un atardecer de vacaciones con sus bellas hermanas gemelas)

Nenhum Manual de Instruções

Domingo, Dia das Mães

Como todos os nove, desde o início de 2010, aqui estou, tentando aprender (aunque) na ão gosto um alfabeto que tem alguns acentos (que) não entiendo como torná-los mais facilmente em um teclado español.

Minha mãe não sabe Portugués. (Por eso) aproveito para afirmar que estou chateada com ela porque ela nunca (me) disse que era tão difícil es criar um filho. Não houve nenhum manual de instrução?

Exijole o Dia das Mães ... em Portugués... porque não conheço a língua, não se zangue ... e ele não está mais entre nós.

viernes, 7 de mayo de 2010

“Siempre te querré” (DeMadre XII)*

Antes de tener niños, cuando ni siquiera pensaba en mocosos propios, guardaba una cajita con libros y juguetes apropiados para los nenes de mis amigos. Así, cuando me visitaban al minúsculo apartamento de playa que compartía con una amiga, tenía con qué entretener a los niños ajenos.


Me tardé tanto en tener los propios, que cuando los necesité, ya libros y juguetes estaban tan "usados", que parecían de Matusalén cuando niño.


Mucho después, nacieron mis hijos. Cuando el mayor tenía 5 años y el menor uno, conseguí un libro que les leía -oportunamente- cuando se molestaban conmigo. ¿Mami-puladora? Evalúe usted... Después, cuando el mayor estaba en secundaria y el chiquito en intermedia, compré 4 libritos de la edición de 2004: uno para cada chico, otro nuevecito para mí, y la que será para los futuros nietos de mi esposo.


Se trata de Siempre te querré”, de Robert Munsch, con ilustraciones de Sheila McGraw, de la editoral Firefly Books (1986). Es una “épica” al amor maternal e incondicional, en el que a pesar de las “incomodidades” y travesuras particulares de cada etapa del desarrollo de su hijo, la mamá siempre le cantaba:


“Para siempre te amaré,

Para siempre te querré,

Mientras en mí haya vida,

Siempre serás mi bebé.”


Los dibujos son escenas de: la madre arrullando al bebé; la de un infante haciendo "fiesta" en el baño, donde riega el papel sanitario, la pasta de dientes, perlitas de olor; un preadolescente regón que entra a la casa con los zapatos sucios, haciendo bombas con chicle, regando refresco, desgarbado, y con el equivalente de una iPod de hoy; luego el de un joven que desordena la casa mientras utiliza una lámpara para simular el micrófono y “canta” a lo Elvis Presley. Tras cada una de esas escenas, aparece otra en la que la mamá va envejeciendo, pero siempre –en las noches- gatea hasta la cama de su “siempre bebé” para acurrucarlo y cantarle la misma canción.


Cuando el joven se convierte en hombre y se muda de la casa, la mamá guia su auto hasta la casa del muchacho para subir a la habitación y arrullar a su hijo. Ya no gatea. Se vale de una escalera que había llevado amarrada sobre el auto. Una mañana, la mamá llama al hijo y le pide que vaya a verla. Ella trata de cantarle la canción, pero cansada, vieja y enferma, no pudo terminar. El hijo la levanta y la arrulla y le canta:


“Para siempre te amaré,

Para siempre te querré,

Mientras en mí haya vida,

Siempre serás mi mamá.”


Al regresar a su casa, tomo en brazos a su bebita dormida... y ya saben... la arrulló y le cantó.


Yo estoy en la etapa de cantarle y arrullar a dos jóvenes adultos. Los estragos de Intruso no me permiten gatear hasta llegar a sus camas; pero no hace diferencia. Ellos buscan la forma de que yo los arrulle y les repita que siempre los querré. Y como estamos en transición, ellos también me cargan y me arrullan; y me repiten y me repiten, “siempre te querré”.


* “Siempre te querré” es parte de la serie “DeMadre”, que hoy se queda acá.

(Ilustración, de la Web)

jueves, 6 de mayo de 2010

“Madre sólo hay una (afortunadamente)”

No soy poeta; tampoco declamadora, ni escritora, autora, ni ninguna de esas “–oras”. De manera que a 3 días del “Día de Las Madres” me asisto de unas hermosas letras que se le atribuyen a Isabel Allende. No las encontré en la página oficial de la autora, pero navegando en la red las encuentro y reencuentro en decenas de páginas que se le atribuyen. Así las cosas, las replico con la debida advertencia.


Ella vivió la desgarradora experiencia de perder a su hija Paula a causa de una enfermedad.


Cuando por primera vez me dijeron “te mueres ya”, no le temí a la muerte. Mi miedo era que mis hijos se molestaran conmigo por dejarlos tan chicos. Los estudios demográficos demuestran que lo usual es que los hijos entierren a sus padres; y no que los padres vean morir a sus hijos. Creo que ambas situaciones son dolorosas. Yo perdí a Mami casi inmediatamente después de intentar erradicar a Intruso por segunda vez. De todas formas, aquí me valgo de la Allende para no escribir el poema que no sabría componer:


(***Si alguien encuentra el url original, por favor lo postea en los comentarios y yo lo paso al frente con uno o más asteriscos).


“Madre sólo hay una”, de Isabel Allende


Por culpa del azar o de un desliz, cualquier mujer puede convertirse en madre. La naturaleza la ha dotado a mansalva del "instinto maternal" con la finalidad de preservar la especie.


Si no fuera por eso, lo que ella haría al ver a esa criatura minúscula, arrugada y chillona, sería arrojarla a la basura. Pero gracias al "instinto maternal" la mira embobada, la encuentra preciosa y se dispone a cuidarla gratis hasta que cumpla por lo menos 21 años.


Ser madre es considerar que es mucho más noble sonar narices y lavar pañales, que terminar los estudios, triunfar en una carrera o mantenerse delgada.


Es ejercer la vocación sin descanso, siempre con la cantaleta de que se laven los dientes, se acuesten temprano, saquen buenas notas, no fumen, tomen leche.


Es preocuparse de las vacunas, la limpieza de las orejas, los estudios, las palabrotas, los novios y las novias; sin ofenderse cuando la mandan a callar o le tiran la puerta en las narices, porque no están en nada.


Es quedarse desvelada esperando que vuelva la hija de la fiesta y, cuando llega hacerse la dormida para no fastidiar.


Es temblar cuando el hijo aprende a manejar, anda en moto, se afeita, se enamora, presenta exámenes o le sacan las amígdalas.


Es llorar cuando ve a los niños contentos y apretar los dientes y sonreír cuando los ve sufriendo.


Es servir de niñera, maestra, chofer, cocinera, lavandera, médico, policía, confesor y mecánico, sin cobrar sueldo alguno.

Es entregar su amor y su tiempo sin esperar que se lo agradezcan.


Es decir, que "son cosas de la edad" cuando la mandan al carrizo.


Madre es alguien que nos quiere y nos cuida todos los días de su vida y que llora de emoción porque uno se acuerda de ella una vez al año: el Día de la Madre.


El peor defecto que tienen las madres es que se mueren antes de que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho. Lo dejan a uno desvalido, culpable e irremisiblemente huérfano. Por suerte hay una sola. Porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces.


(Foto, de la Web. Nunca busqué la cámara cuando mis nenes lloraban)



martes, 4 de mayo de 2010

Piropos Genuinos y Espontáneos III

Después de la segunda craneotomía, no quise regresar a mi trabajo hasta tener suficiente pelo como para que me cubriera un laberinto de espantosas cicatrices. ¿Alguien recuerda a Twiggy? Pues no me parecía a ella. Regresé con menos de una pulgada de mi ex larga cabellera... y gorda. Bueno, realmente “inflada”: 3 tallas más grande de ropa, y una y media de zapatos, pero ese piropo sobre la gordura merece otro post.

Mis compañeros sabían que me habían afeitado la cabeza, pero el resto de los mil empleados de la empresa, lo ignoraban. De hecho, no tenían por qué saberlo. El asunto es que ese primer día de trabajo, me saluda con extrema efusividad la persona merecedora del título "La Chismosa del Siglo XXI".

- ¿Y ese recortito?

- Nada, mi nuevo look para los meses de calor.

- ¡Pero si es febrero! (acá el verano es en junio-julio)

- Pues nada, Chica, para ahorrar agua...

- ¡Neeeeena! ¿Y quién te lo dio? Te quedó bien cortito...

- Pues mira, no quieras tú ir a mi estilista... es el doctor Tal. Cualquier cosa, lo encuentras en la sala de neurocirugía del Hospital Mas Cual. Pero no te lo recomiendo. Me recortó con la excusa de abrirme la cabeza y sacarme un monstuo del cerebro.

- ¡Ahhhh! Pues te queda de lo más mono...

- Pues a la orden, querida.

Después de esa breve tertulia y rabiando conmigo misma, pasé al Departamento de Seguridad de la empresa para que me hicieran una nueva tarjeta de identificación. Boba que fui. Debí preguntarle si le gustaba más el recorte que saber que mi cerebro no tenía tumor.

Y ya. Ya lo dije, tras un largo día, un cuento corto de cabellera cortísima, cortesía de Intruso.

(Foto/Gueb)

lunes, 3 de mayo de 2010

Mis bebés me arropan (DeMadre IX)*

No me avergüenza decir que fui cantante de canciones de cuna, nanas, Lullaby... o como quiera que se llame. Me las sabía todas; al derecho y al revés. Se las cantaba a mis hijos desde que crecían en mi “casita de la barriga”. Antes de lactar, lactando, después de lactar; antes de dormirlos, y mientras los dormía. Aún después de dormidos me quedaba con ellos en la cuna y no dejaba de cantarles.


A mi Hijo Favorito de los Mayores, le gustaban más los cuentos que las canciones. Quizás el problema era la cantante, no la canción, pero de todas formas, su ritual del sueño siempre comenzaba cantado. Luego, un cuento breve leído, seguido de uno inventado. No demoraba el Ángel de la Guarda -versión original- un masajito en las sienes, un besito en la frente y a abrigarlo.

Por el contrario, mi Hijo Favorito de los Menores se resistía a la idea de dormir. No se le podía anticipar que había llegado la hora del sueño. “Acompáñame. Tú me duermes a mí”, era la línea infalible de mi libreto. A él le gustaban más los cuentos que las canciones, pero disimulaba y me pedía “otra”. Ahora, pensándolo bien, no sé si era otra canción u otra cantante.


De todas formas, allá iba yo, y desentendida, continuaba el pequeño concierto. Para entonces, el Mayor se había ido huyendo a su cuarto. Leerle cuentos al menor no era tan fácil. Aunque me pesaran los párpados, me tenía que ceñir al texto porque se lo aprendía de memoria y no permitía cambios.


Eso sí; la oración podía ser casi infinita... En vez del “amén”, el “Ángel de la Guarda”, se extendía a: “y cuida también a Pápa, y cuida también a Máma, y cuida también a Coco (Francisco), y cuida también a abuelo Polo, y cuida también a abuela Elena… a abuelo Miguel, a abuela Isabel; a tití Maritza, a tío Orlando, a mi prima Itza, a mi prima Melissa, a mi primo Luis Miguel; a tití Marinés, a tío Ignacio, a mi prima Coralis, a Natalia; a tío José... y después de otros 3 tíos maternos, 2 tías paternas, 9 primos, las maestras, la abuela postiza que lo cuidaba después de clases.


Tras añadir a las peticiones de protección angelical a todos los gatos y perros, caballos, vacas y becerros de cada una de las familias, nos dormíamos los dos. Él, acaparando su territorio, y yo en un borde de la cama, tolerando patadas. En un periodo de tiempo prudente, mi esposo me despertaba para guiar mis torpes pasos hasta nuestra habitación.


Los años modificaron muchos rituales, pero los besitos de buenas noches y esa última ronda para abrigar a mis pichoncitos duró hasta que el mayor cumplió 12 años y el más pequeño 8. Entonces, Intruso se encargó de entorpecer mi ruta hacia las habitaciones de mis hijos. Desde entonces ellos -sabios y amorosos- recorren la ruta a mi cama, y desde entonces, me arrullan a mí. El mayor asegura que no recuerda “eso de las canciones”. Creo que es amnesia parcial selectiva, Alzheimer Prematuro... o no se quiere escuchar el vozarrón de locutor. Me ayuda a subir a la cama, acomoda Mi República Independiente Izquierdista, y se sienta un ratito conmigo. En vez de cuentos, hablamos “de cosas” de su día. De lo que se quedó en el tintero cuando llegó a casa de la uni, o del gym. Me besa y me acurruca. Me dice que soy bella; me acomoda las almohadas y me lleva al cielo.


El menor, también me acurruca y hablamos “de cosas” del día. Y tal y como yo hacía con él, se acuesta al borde de la cama, hasta que nos quedamos dormidos los dos. En un periodo de tiempo prudente, mi esposo lo despierta para guiar sus torpes pasos hasta su habitación.


Por eso puedo decir que mis bebés me arropan. Ellos también han aprendido a vivir, a conVivir y a vencer a Intruso; cosa que no le sucede a Cualquiera.


* Post de la serie "DeMadre", que publica periódicamente en el blog A Cualquiera le Sucede. Durante el mes de mayo -cuando distintos países celebran la maternidad- "DeMadre" será más frecuente, pero por razones obvias, hoy se replica en ésta casita hermana.


(Foto x Cass, del álbum familiar, circa 1985)


domingo, 2 de mayo de 2010

Piropos espontáneos y genuinos II

Hoy confieso estar molesta conmigo misma por haber tardado 12 años en contar algunos de los Piropos Espontáneos y Genuinos (PEG) que le debo a Intruso.

Aseguro, juro y perjuro que en el momento de “recibirlos” no me molesté. Hoy que los rememoro, tampoco.
El que ocupa el puesto del “Piropo Espontáneo y Genuino II”, fue en inglés. Lo “recibí” 13 días después de la primera craneotomía, a minutos de abordar el vuelo que me llevaría a Estados Unidos rumbo a una clínica de rehabilitación para adiestrarme a vivir con mis nuevas y extremas limitaciones físicas. Iba molesta, frustrada y triste por dejar atrás a dos niños de 12 y 8 años.

Mi esposo gestionaba un “up grade” de asiento ya que para transportarme era necesario ubicarme en asientos con espacio mayor al de Clase Turista.

Una pareja norteamericna se dio cuenta de la gestión, y pensando que yo no lo entendía, a la missis se le ocurrió decir lo que pensaba en voz alta, indiscreta y en tono de burla: "No puedo creer que tan joven esté tan jodida".

Mi esposo no se dio cuenta. Lo escuchó la escolta asignada por la línea aérea. Nos miramos las dos, y, sin tiempo a otras reacciones, le contesté a la parejita en su propio idioma y con mi mejor sonrisa burlona... más o menos lo siguiente:

“Noooooo. Realmente no estoy taaaan jodida. Tengo el culo en esta cochina silla de ruedas pública para ir gratis en Primera Clase. Mi fucking historia para lograrlo es decir que me abrieron la cabeza para sacarme un tumor cerebral que me alteró las señales neuronales que dominan mis extremidades izquierdas. ¿Qué les parece? ¿Creativa? Ustedes no podrían usar esa la excusa porque nadie creería que intentaron extirparles el tumor de la estupidez. De todas formas, gracias por el halago. No pensaba que me veía tan joven hoy”.

Doce años después no reconocería a mi escolta, pero estoy segura de que ella a mí sí. ¿Mi esposo? Logró que nos acomodaran en Primera sin mayores esfuerzos. Siete semanas después volamos de regreso a nuestro país, a nuestro hogar, a nuestros hijitos. Llegamos un Domingo de Pascua de Resurrección con mi silla de ruedas; violeta y apropiada a mi tamaño. Con dificultad, pude saludar a mis hijos de pié. Todavía Intruso me daría mucha guerra; y yo a él... con o sin piropos.

(Foto, del álbum familiar x HD)


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Sobre las fotos e ilustraciones aquí presentes...*

* Si alguien se ofende con la publicación de alguna foto tomada prestada de la Gueb, que lo diga y la borro inmediatamente. Si le ofende mucho, mucho le pido excusas públicamente por el malrato.
Si alguien toma alguna de las mías, que no sea tontito y lo diga, que difícil que es esta pendejada de tomar fotos sin poder mover el culo de una silla.

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