¡Intruso nunca se enteró del primer millón de visitas!

Ellos tampoco le dan tregua a Intruso:

domingo, 31 de julio de 2011

Enfermera con Tacas y Lentejuelas (Parte IV)

Hoy toca Canción de Domingo, así que aprovecho para cantar lo que no le dije a la Enfermera con tacas y lentejuelas cuando me cuestionó las razones para transferirme del sillón reclinable a la silla de ruedas y luego al baño… y después el mismo proceso a la inversa.

En ese momento, cuando me dijo que me veía “tan normal”, que no parecía impedida, le quise cantar la canción del Caballo Pelotero. Por saberme en sus manos no le contesté lo que se merecía:

-“Oiga, usted que sabe tanto de salsa por su marido músico, ¿conoce la canción del Caballo Ballo del Gran Combo? Pues si la conoce sabe que el Caballo Pelotero dice que si corriera, estaría en el hipódromo. ¿Verdad? ¡Cuánta sabiduría la de Bobby Capó con el ritmo de El Gran Combo! Si yo caminara, no necesitaría ayuda 24/7, y usted no hubiera venido aquí… a cobrar por quejarse”

NOTA: La narración épica de la Enfermera con Tacas y Lentejuelas concluirá pronto.


viernes, 29 de julio de 2011

Enfermera con tacas y lentejuelas (Parte III)

Cuando por fin abre la puerta y entra “la enfermera”, que mi santo y amante esposo contrató por teléfono, me llegó una bofetada del Eau de Parfum Spray “Far Away” de la línea Avon ("Avon llama", decía aquel anuncio).

Siento decir que por las neuronas que me arrancaron y me dejaron sin piernas, me reacomodaron las de los aromas. Si antes tenía un olfato agudo, capaz de detectar perfumes, ahora puedo distinguir las marcas y el tiempo que llevan en la piel. Contra todos los reglamentos sanitarios, la individua llegó literalmente bañada de perfume. Juro que se lo puso en el carro antes de entrar a casa. ¡Guácala! Yo hubiera querido estar “Far Away” de ella.

“Esto pinta malo”, me dije. ¡Poco sabía yo, que la esperaba "confinada" en un sillón del segundo piso! El ronroneo de su voz, y el taconeo por el piso desnudo de la sala, y luego de las escaleras de madera me confirmaron el retrato que en segundos me había hecho. Recordemos que de eso vivía yo. “Desnudar” a la gente para sacarle información fue mi oficio durante más de 30 años… y eso no me lo sacaron del cerebro… para mi autoprotección y bendición.

Al asomar la cabeza desde el segundo piso y darme cuenta de su peinado de salón, el maquillaje acentuado tipo Elizabeth Taylor en las versiones cinemascope de Cleopatra… me dije a mi misma: “Misma, ¡te llevó el diablo!”

Fracción de segundos más tarde la enfermera empezó a subir las escaleras. Un escalón después ví el atuendo: una camisa decorada con una cantidad respetable de lentejuelas y canutillos… que además demostraba con alevosía el silicón que la natura no le dio. Otro escalón, y modelaba unos jeans apretados. Ya, al nivel del suelo, unas sandalias con tacas que dejaban al descubierto una pedicura de salón color violeta, en combinación con la sombra de ojos de la Taylor.

No es que me molestara ver tanta elegancia… (¡¿”elegancia”?!) cuando yo ya no puedo usar tacas, lentejuelas y no tengo tetas tamaño D. Es que me sorprendió la idea de que ese ser de muchos más de los 50 plus (que trataba de ocultar en forma de caricatura) fuera una “enfermera on duty”. ¿Cómo haría para transferirme de la silla de descanso a la silla de ruedas? ¿Y al baño?

¿A dónde rayos llamó mi santo esposito? ¿A un servicio de putas que ofrecen masajes disfrazadas de enfermeras? Ese fetiche conmigo… ¡ni aunque hubiera sido un enfermero macho! Me despedí de mi esposo (ya tachado del santoral). Él salió disparado como alma que lleva el diablo, para no verme encarar mi realidad. A él le tocaría encarar la suya cuando regresara a casa… porque la que nos mandaron no se parecía a Florence Nightingale.

Sin parecer periodista, y en una conversación más o menos amena –para ella, que no dejó de hablar- trascendió que su esposo era un músico retirado de una orquesta de renombre; que ella se quería jubilar porque estaba harta de su trabajo y para estar con él, en fiestas “low budget”.

Me contó la vida y milagros de sus hijos, las nueras y hasta de los vecinos. Y ahí entendí que necesitaba un descanso de tanto cotorreo.

-“¿Me puedes llevar al baño?”, le pregunté sin sospechar la tragedia que desataría.

-“¿Al baño? ¿Y tú no puedes ir sola? ¡Tan normal que te ves! ¡Ay, si es que no pareces impedida?”

-“Es que no soy ‘impedida’. Soy una persona con un impedimento físico severo de movilidad. Tengo espasticidad en las piernas, no me puedo parar, no tengo balance y tengo que ir al baño ahora”, dije queriéndole decir algo más fuertecito. Me controlé porque dependía de ella.

-“¿Y te tengo que cargar?”

-“No. Sólo transferirme a la silla de ruedas. Yo misma la puedo mover. No me tienes que empujar. Cuando llegue al baño, me transfieres de la silla de ruedas al inodoro. Yo orino y me limpio solita. No te tienes que ocupar por eso. Después hacemos el proceso al revés. Me transfieres a la silla de ruedas, me acomodas los pies en las plataformas de la silla, yo me empujo, y cuando llegue al family, me quedo un ratito en la silla de ruedas, y después, me transfieres al sillón reclinable. ¡Es que mi espalda y mis nalgas se cansan de la misma superficie!”

-“¿Así es la cosa? No me habían dicho”, me dijo con cara de “yo no fui”. En ese momento quise matar a mi esposo.

No tuve tiempo de reaccionar porque quedé atolondrada entre el aroma a perfume Avon y el maquillaje sellado con polvos sueltos de Maja de Myrurcia. Los almohadones de silicona saltaban por encima de las lentejuelas y los canutillos… creí sellada mi desgracia pensando que saltaran y me dejaran ciega. ¡Ilusa!

Faltaba ver cómo se tambaleada conmigo con aquellas sandalias. ¿Y si nos caíamos las dos como guanábanas maduras? Obviamente no pasó nada de eso. Pero no tomé líquido por el resto de tarde para que sólo me llevara al baño una vez más.

NOTA: La historia podría terminar en la próxima entrega. Es que mucho de lo que sigue ha resultado en post traumas que tienen frágil mi corazoncito y no estoy segura que sobreviva la narración. Por cierto: juro que todo es cierto.

jueves, 28 de julio de 2011

Enfermera con tacas y lentejuelas (Parte II)

Como decía… en mi deseo desesperado de no molestar a mi gente “hasta que la muerte nos separe” (esa es otra historia…) le pedí a mi esposo que para que él pudiera trabajar esa tarde, llamara a un servicio de enfermeras que nos enviara a una persona que “me atendiera”.

Si dije “enfermera” fue porque mi cerebro -falto de millones de neuronas que se han ido en 3 craneotomías y una radiocirugía- se había equivocado de palabra. Debí haber dicho “dama de compañía”, o “acompañante”. Pero noooo… dije “enfermera”. ¡Error, error! Igual pude haber dicho “delfín”… sin que quisiera decir que era un ser marino para que me acompañara hasta “el fin” de mis días… Traté de explicarle que “aquello” no era. Pero –de nuevo- los hombres son tercos. Y, con pinta de “me gané la loto”, me dijo triunfante:

-“Conseguí la enfermera”.

-“¿Le dijiste que me tiene que cargar como saco de papas porque estoy gorda como lechona en turno para la cena de Navidad?”, le dije con la esperanza de que me contestara un “No, mi amor… si tú parecieras una lechoncita, yo sería tu lechoncito porque yo estoy más gordito que tú, que te ves sabrosona”. Pero, ¡noooo! En vez de un cubo de agua helada, me tiró los mares cercanos a los dos polos, con todo y icebergs.

-“No te preocupes, que les dije que tenía que ser alguien fuerte”, me dijo con mirada de “comprensión”, o ¿habrá sido “compasión”?

¡Además de gorda, me sentí maltratada, humillada, vejada, fastidiada, inútil, dependiente 24/7, y próximamente abandonada en las garras de quien sabe qué clase de ser humano… vestido de enfermera!

Tuve que controlar la catarata de lágrimas que se asomaba para no parecer Bruja de Disney (las malas de Disney siempre tienen pelo negro y grandes ojazos verdes, que se ponen ROJOS cuando las alteran).

-“Bueno, confío en ti”, le dije con las muelas de atrás.

Media hora después, llamó mi “babysitter”, que estaba perdida en el vecindario donde supuestamente trabajaba con regularidad.

¡Rayos! Mi víctima por obra y gracia del matrimonio le explicó súper bien… los semáforos, las izquierdas, las derechas… ¿Será ADD mi cuidadora?

NOTA: ¡La saga continúa en la próxima entrega!

miércoles, 27 de julio de 2011

Enfermera con tacas y lentejuelas (Parte I)

¿Ya hice la historia? Esto sucedió mientras el candado mantuvo cerrada temporeramente esta casita:

Establecido el hecho de que necesito compañía 24/7, me apena infinitamente que mi familia deje de hacer sus cosas para estar conmigo. Las noches, le tocan a mi esposo (obvio, hasta que me consiga un gigolo). Paso los días con mi comadre/hermana postiza del alma. Ella, mi Ángela, ha cuidado de mí en los peores momentos. Por ejemplo, en el 1998 me acompañó durante 11 días en la Unidad de cuidado Intensivo de Neurocirugía (obviamente, con permisos especiales de la agencia gubernamental que administra la institución pública). En aquella ocasión, Mi Angela estuvo sin dormir por 11 días corridos. Y luego se turnó varias semanas en una clínica de rehab en Coral Gables, Florida. Fueron 6 semanas entre mi esposo ella, y mi otra comadre/ Gran Amiga de la Infancia (DTG) . Durante la segunda craneotomía se tiró otra retahíla de días… luego con la radiocirugía y con la tercera craneotomía. Pero esa es ooootra aventura.

Ahora, y salir al mundo exterior, me lleva a su oficina… Durante los fines de semana, mi esposo y Mi Hijo Favorito de los Mayores cubren una cuota de “babysitting” (odian que yo use el concepto). Eso, cuando no tengo terapias, porque ella me lleva a todas.

Mi esposo –que todavía trabaja con una compañía farmacéutica- se sortea varios fines de semanas al mes para visitar a sus dos madres –mis dos suegras- que son el realidad su madre de noventimil años, y su hermana, mayor que mi marido por 20. O sea, dos ancianas.

De día, no doy problemas. Solo necesito que me transfieran entre el baño, la silla de ruedas, y una silla de descanso. En la noche, no me puedo voltear en la cama… ni ir al baño a orinar. Eso le toca a mi victima por obra y gracia del matrimonio.

En el baño, todo “me sale todo bien”, incluso del Departamento de Desperdicios Sólidos de Mi Hermoso y Esbelto Cuerpo. Si me llevan a la ducha, me aseo sin ayuda. Necesito que me vistan. Me alimento sola. Muevo mi silla de ruedas… doblo ropa, la acomodo… (mas o menos) y leo y escribo.

Pero hubo un día que todos estaban estresados con sus cosas. No le dije nada a Mi Hijo Favorito de los Mayores porque se estrena en un trabajo. Tampoco le quise provocar un infarto a mi Ángela. De manera que le rogué a mi esposo que llamara a un servicio de emergencias de enfermeras/acompañantes.

Viéndose contra la pared, buscó en la guía telefónica. Llamó a varios mientras yo llovía de la pena escondida en una habitación. “Así se deben sentir los viejitos cuando los llevan a los asilos. Pero ni modo, quiero que mi gente lleve una vida menos agitada".

Tras múltiples llamadas, encontró un servicio que podía enviarnos una enfermera “de turno para emergencias”. Traté de explicarle a mi esposo que eso no era lo que necesitábamos… pero los hombres son tercos…

NOTA: ¡La aventura continúa en la próxima entrega!

(Foto, del Web. Naaaa… no tenía cámara ese día… )

domingo, 24 de julio de 2011

¡Amanecer!

Tiene razón la Susana: la vida da giros extraños que nos hacen perder el Norte y la razón. Giros que hunden sus garras en el corazón, y nos enredan y nos confunden…

¡Pero siempre se pueden sanar las heridas al amanecer!

Amanhecer

A vida tem destas voltas estranhas
que te confundem nas suas manhas
faz-te tantas vezes perder o norte e a razão
e crava as garras no teu coração

não pede desculpa não pára pra ver
confunde os teus sonhos até te perder
faz-te tantas vezes sentir o dono do mundo
e de repente deixa-te só

a vida tem destas voltas estranhas
onde te prendes e te emaranhas
faz-te tantas vezes rodar como um pião
e crava as garras no teu coração

mas depois para te consolar
dá-te o céu
e as estrelas o calor e o mar
faz-te sonhar
e faz-te morrer
mas deixa-te sempre mais uma vez
sarar as feridas e amanhecer

a vida tem destas voltas estranhas
que te confundem nas suas manhas
faz-te tantas vezes perder o norte e a razão
e crava as garras no teu coração

não pede desculpa não pára pra ver
confunde os teus sonhos até te perder
faz-te tantas vezes sentir o dono do mundo
e de repente deixa-te só

mas depois pra te consolar
dá-te o céu
e as estrelas o calor e o mar
faz-te sonhar
e faz-te morrer
mas deixa-te sempre mais uma vez
sarar as feridas e amanhecer

lamber lágrimas, sarar as feridas
e amanhecer...

NOTA: Conocí a Susana Felix a través de nuestra amiga Mariana C. ; quien llegó a nuestros corazones por la ruta del amor. Le pedí sugerencias de cantantes de su tierra, y el Amanhecer de Susana fue uno. Gracias Mariana.

sábado, 23 de julio de 2011

He aprendido… y sigo aprendiendo*

He aprendido… Que cuando sólo una persona me dice, “Tú me alegraste el día”, me alegra el día.

He aprendido… Que cuando te amarras a tu amargura, la felicidad amarrará en otro muelle.

He aprendido… Que cuando estás enamorado, se nota.

He aprendido… Que ser bondadoso es más importante que tener la razón

He aprendido… Que nunca debemos rechazar el regalo de un niño.

Tomado de: http://www.renuevodeplenitud.com/he-aprendido.html

domingo, 17 de julio de 2011

En el "plateau", o en el "jodeu"

Leo, investigo, escucho a médicos; me comunico con investigadores que realizan los más alocados experimentos en todas partes del mundo… excepto en Groenlandia. Me carteo con colegas entumorados en Vietnam, Australia y Nueva Zelanda; en Europa, América Latina y Estados Unidos. ¡Una rusa me habla, gracias al Google Traductor!

Hasta el día de hoy he usado todo tipo de medicina: convencional, alternativa, complementaria, espiritual, china, tradicional de abuelitas; de indígenas, chamanes… Y he recibido todo tipo de terapias… excepto sexual (para estos fines).

He visto muchos adelantos:

Ya no grito del dolor cuando me visten. No grito del dolor ni del miedo por las noches. No convulso. Me puedo sentar derecha –sin chorrearme- en el servicio sanitario, en la silla de ruedas, en mi scooter, en mi silla reclinable. Me puedo sentarcon cierta dignidad en sillas de los lugares públicos, cosa de cambiar las nalgas de superficie…

Puedo comer solita haciendo buen uso de los utensilios… y no como una cavernícola. Puedo asearme y bañarme –esto último, con supervisión. Me quito los zapatos y las medias. Importante: me arreglo y me pinto las uñas de manos y pies. Más importante aún: me maquillo y combino la ropa con gusto.

¡Escribo! ¡Leo! ¡Entiendo! ¡Critico y debato!

¿Que qué hago? Bebo cocteles de anticonvulsantes con quimoterapias orales “mild”, y vitaminas; tomo teses, engullo todo lo que añadan a mi dieta; mi sub lingua conoce toda la gama de homeopáticos y brebajes especialmente diseñados para mí.

Dos o tres veces en semana hago tres horas de gym para que el sistema operativo de mi cuerpo esté listo para funcionar cuando le venga en gana al cerebro. Dos veces a la semana hago 50 minutos de terapia en agua para recuperar el balance cuando mis neuronas decidan recordarlo.

Aprendí auto reiki, hago auto hipnosis; oro, medito.

En estos momentos pudiera estar en la etapa del "plateau", y ya, en vez de avanzar subiendo a la meta, quedarme igual, o irme “cuesta abajo”, como el tango. De ser así, estaría en el "jodeu"… en cuyo caso seguiría todo a pulmón con Soledad (“hasta que el cuerpo aguante y los deditos y el cerebro me lo permitan”, como ya le dije a una amiga bloguera.

¿Mientras? Una Canción de Domingo con la Brava.

(Foto, Isla de Mona, parte del Archipiélago de Puerto Rico)

lunes, 11 de julio de 2011

Abro candado y retorno a la lucha

Hace varias semanas me rendí al luto. A la tristeza. Al desanimo. Al llanto. A la frustración. Sólo le expliqué a los íntimos que se dieron cuenta y me contactaron por el correo electrónico, por Skype, o me textearon. Irónicamente, había puesto un lock que ni a mí me permitía ver las entradas de esperanza (las mayoría); así como las entradas de desesperanza (las menos).

Era la segunda vez que lo hacía en dos años…y la primera que daba explicación a unos pocos. Mis hijos me volvieron a recriminar. Los que me conocen y que me acompañan en mi lucha por la supervivencia desde el 1998, también me provocaron. A mis amigos les dije por gmail algo así: Cerratum est” es el equivalente a decir que cerré el blog. Mi latín es "inventa’ o"... sólo tomé 2 semestres de uni hace tres décadas y media… y escuchaba las ultimas misas en latín y con mantilla.

“Hace poco mencioné que mi sicóloga me dijo que cerrara el blog cuando me doliera. Ayer me amanecí lloviendo lagrimas, y pensé que ya era demasiado. X (la bloguera) murió (por eso el velón de distintos tonos violeta en mi blog). Su hija me pidió que no lo hiciera público. Nos escribió a un grupo de los que estábamos entre sus favoritos en el correo electrónico personal. Más bien a los que nos habíamos carteado sinceridades sobre nuestras respectivas condiciones, y según ella, le habíamos hecho bien.

“La mamá de Claudia murió. La mamá de la israelita y David (el cantante que aparece en varias entradas), murió. Sarah sanó totalmente y a otras dos le recurre su tumor.

“Decidí cerrarlo y secarme el diluvio en los ojos. Sigo en comunicación, y seguiré en comunicación con las dos chicas. La que vive en EU es la peor. Los demás entumorados -incluidos unos vietnamitas- nos seguiremos la pista por la red social que también menciono en el blog. Ayer acá teníamos una depresión tropical. Entonces, decidí que para SUPERAR UNA INMINENTE DEPRESIÓN TROPICAL INTERNA, ya había llegado el momento.

“Eso le dije a mi hijo cuando me preguntó sobre mis ojos. Abogado, hijo de periodista, y conocedor de mis luchas para estar con ellos, me rogó que no lo eliminara, que no le pusiera en candado... que si quería, que no comentara ni escribiera, pero que él y su hermano querían leerlo y leer los comentarios de otras personas.

“Hoy, el abogado despertó temprano y me vino a apapachar... y a asegurarse que estoy bien pq con la lluvia, el dolor de cabeza se agudiza y siento cuchillas en las áreas de las 3 craneotomías.

“En la tarde de ayer fui a mi cita con la sicóloga y le dije que había cerrado el blog pq entendía que ya me dolía. Me dijo lo mismo que mi hijo... y MAS! Me dijo que estaban usando el blog en unos talleres que abrió y que una Fundación de Sobrevivientes de... blah, blah, blah...

“Estaban usando el blog! Así que le quite el lock, para que lo vean los que accedan... especialmente los de la Fundación y por supuesto... mis hijos... que ya se los enseñan a las novias y a sus amigos… y a los padres de sus amigos.

“Te agradezco que hayas estado ahí. Si quieres sumar comentarios a entradas viejas, lo puedes hacer. Yo voy a contestar todos, excepto los comentarios de la última (entrada/foto). Si los recibo, los posteo... los digiero, me los grabo con tu amor.

“Besos con Canción de Domingo desde las otras 2 casitas. Todavía no he decidido cuales serán esas canciones... hoy.”

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A la bloguera que me provocó la semana pasada, le dije: “Gracias, Amada Amiga... de vez en cuando son necesarios estos baldes de agua helada en la cabeza... éste es el segundo signo que recibo hoy para abrir el candado del dolor, en la puerta de la esperanza. No sé si esperar al tercer signo, que pudiera ser la nueva terapia de agua que inicio (la semana pasada). Gracias de nuevo por ser una luz con alas de ángel y aroma a postre recién horneado”.

Ella me contestó: Cassio querida!!,tal vez sea el momento de abrir los candados, perder las llaves,y que sea lo que deba ser...... Estamos rodeados de señales, las cuales siempre nos "despiertan" de algún sueño dificultoso; sería bueno creo yo que les hagas caso entonces. Las gracias debo dártelas yo a vos!!!!! Gracias por haber pasado, y seguro esta nueva terapia te hará muy bien!!!!!!!!!!!,entonces!!! A nadar se ha dicho!!!!!
Abrazos bien apretaditos!”

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El último signo fue el vil asesinato de Facundo Cabral. Apagarme el ánimo con un candado hubiera significado un suicidio para el trovador de la paz y amante de la vida; siempre llave de esperanzas. Por eso hoy, con valentía, en vez de Canción de Domingo en Lunes… “Levántate y Anda”.


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Sobre las fotos e ilustraciones aquí presentes...*

* Si alguien se ofende con la publicación de alguna foto tomada prestada de la Gueb, que lo diga y la borro inmediatamente. Si le ofende mucho, mucho le pido excusas públicamente por el malrato.
Si alguien toma alguna de las mías, que no sea tontito y lo diga, que difícil que es esta pendejada de tomar fotos sin poder mover el culo de una silla.

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