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lunes, 3 de mayo de 2010

Mis bebés me arropan (DeMadre IX)*

No me avergüenza decir que fui cantante de canciones de cuna, nanas, Lullaby... o como quiera que se llame. Me las sabía todas; al derecho y al revés. Se las cantaba a mis hijos desde que crecían en mi “casita de la barriga”. Antes de lactar, lactando, después de lactar; antes de dormirlos, y mientras los dormía. Aún después de dormidos me quedaba con ellos en la cuna y no dejaba de cantarles.


A mi Hijo Favorito de los Mayores, le gustaban más los cuentos que las canciones. Quizás el problema era la cantante, no la canción, pero de todas formas, su ritual del sueño siempre comenzaba cantado. Luego, un cuento breve leído, seguido de uno inventado. No demoraba el Ángel de la Guarda -versión original- un masajito en las sienes, un besito en la frente y a abrigarlo.

Por el contrario, mi Hijo Favorito de los Menores se resistía a la idea de dormir. No se le podía anticipar que había llegado la hora del sueño. “Acompáñame. Tú me duermes a mí”, era la línea infalible de mi libreto. A él le gustaban más los cuentos que las canciones, pero disimulaba y me pedía “otra”. Ahora, pensándolo bien, no sé si era otra canción u otra cantante.


De todas formas, allá iba yo, y desentendida, continuaba el pequeño concierto. Para entonces, el Mayor se había ido huyendo a su cuarto. Leerle cuentos al menor no era tan fácil. Aunque me pesaran los párpados, me tenía que ceñir al texto porque se lo aprendía de memoria y no permitía cambios.


Eso sí; la oración podía ser casi infinita... En vez del “amén”, el “Ángel de la Guarda”, se extendía a: “y cuida también a Pápa, y cuida también a Máma, y cuida también a Coco (Francisco), y cuida también a abuelo Polo, y cuida también a abuela Elena… a abuelo Miguel, a abuela Isabel; a tití Maritza, a tío Orlando, a mi prima Itza, a mi prima Melissa, a mi primo Luis Miguel; a tití Marinés, a tío Ignacio, a mi prima Coralis, a Natalia; a tío José... y después de otros 3 tíos maternos, 2 tías paternas, 9 primos, las maestras, la abuela postiza que lo cuidaba después de clases.


Tras añadir a las peticiones de protección angelical a todos los gatos y perros, caballos, vacas y becerros de cada una de las familias, nos dormíamos los dos. Él, acaparando su territorio, y yo en un borde de la cama, tolerando patadas. En un periodo de tiempo prudente, mi esposo me despertaba para guiar mis torpes pasos hasta nuestra habitación.


Los años modificaron muchos rituales, pero los besitos de buenas noches y esa última ronda para abrigar a mis pichoncitos duró hasta que el mayor cumplió 12 años y el más pequeño 8. Entonces, Intruso se encargó de entorpecer mi ruta hacia las habitaciones de mis hijos. Desde entonces ellos -sabios y amorosos- recorren la ruta a mi cama, y desde entonces, me arrullan a mí. El mayor asegura que no recuerda “eso de las canciones”. Creo que es amnesia parcial selectiva, Alzheimer Prematuro... o no se quiere escuchar el vozarrón de locutor. Me ayuda a subir a la cama, acomoda Mi República Independiente Izquierdista, y se sienta un ratito conmigo. En vez de cuentos, hablamos “de cosas” de su día. De lo que se quedó en el tintero cuando llegó a casa de la uni, o del gym. Me besa y me acurruca. Me dice que soy bella; me acomoda las almohadas y me lleva al cielo.


El menor, también me acurruca y hablamos “de cosas” del día. Y tal y como yo hacía con él, se acuesta al borde de la cama, hasta que nos quedamos dormidos los dos. En un periodo de tiempo prudente, mi esposo lo despierta para guiar sus torpes pasos hasta su habitación.


Por eso puedo decir que mis bebés me arropan. Ellos también han aprendido a vivir, a conVivir y a vencer a Intruso; cosa que no le sucede a Cualquiera.


* Post de la serie "DeMadre", que publica periódicamente en el blog A Cualquiera le Sucede. Durante el mes de mayo -cuando distintos países celebran la maternidad- "DeMadre" será más frecuente, pero por razones obvias, hoy se replica en ésta casita hermana.


(Foto x Cass, del álbum familiar, circa 1985)


18 comentarios:

Unknown dijo...

Qué lindo es arropar y sentirse arropado.
Un beso y muchos ánimos
Delia.

Fiaris dijo...

Cuanta ternura Cassi!!!besos

Anónimo dijo...

Hola Cassiopeia.

Un post muy bonito y lleno de ternura. Y que maravilla de hijos. DEbes sentirte muy orgullosa de ellos. Es con el cariño y la ternura como se "vence" al intruso.

Feliz semana y besitos de jengibre.

Chary Cirujano dijo...

Todo ternura mi niña.
Un abrazo enorme

Nash dijo...

Wow! qué bonito.. tu post me trajo muchos recuerdos, de cuando mi madre me cantaba apra dormir, o mi padre me contaba cuentos hasta que me durmiera... tmb recordè que estuve viviendo los últimos años de la vida de mi abuela con ella, y entonces yo la acompañaba a la cama y platicábamos de mil cosas, esto durante unos 6 años aprox... adoraba eso, platicarle y contarle tooodo, me encantaba arroparla.

Ahora tengo un sobrino, y me da mucha ternura ver a mi prima cantarle y arroparle mientras el bebé también se canturrea al quedarse dormido. Yo no soy madre, pero las admiro a todas.

Un beso enorme Cassio, y felicidades por ser mamá!!

la MaLquEridA dijo...

Algunas veces mi hijo es el que se queda conmigo tomado de la mano para que me duerma cosa que nunca sucede por el insomnio que padezco.


Es agardable cuando alguien te sostiene la mano para que puedas dormir sin que haya nada que te asuste.


Besos.

Cassiopeia dijo...

Así es, Delia, da seguridad.
Besos a ustedes también.

Cassiopeia dijo...

fiaris, ternura y de la buena. Estoy segura de que tuviste -y tienes- una buena dosis.
Besos

Cassiopeia dijo...

Qué tal jengibre?
Sí, son maravillosos, y estoy muy orgullosa de ellos y de sus gestiones para eliminar a Intruso.
Besos

Cassiopeia dijo...

Gracias laMar. A tí no te falta!

Cassiopeia dijo...

Cuetzpallin, no tienes idea de la alegría que me da saber que te recuerda momentos tan lindos!

Ah! No hay que tener hijos para acurrucar, arrullar y arropar (qué tremendas tres palabras!)

Besos Corazón!

Cassiopeia dijo...

Bienquerida, ese hijo tuyo es una joya!

Eso de no quedarte dormida... no será un truco para que él se quede contigo un ratote más. Si no es truco, te lo sugiero!

Me has hecho falta!
Besos

Tintero creativo dijo...

Yo también le cantaba a mi hijo cassiopeia, sabes cuando se hacen las cosas con cariño saben a besos de coco y de chocolate, tienes un regalo en mi blog, cogelo si crees en que el mundo puede llegar a ser mucho mejor de lo que es como dicen la canción de Jhon Lennon "Imagine"

Canoso dijo...

Yo no recuerdo cuando me arropaban, pero si recuerdo cuando le cantaba nanas a mi hijo, al que todavía arropo y se deja arropar, aunque no sé por cuanto tiempo más je je

Besos

Cassiopeia dijo...

Corazón Verde, dime un secreto... todavía le cantas?

Paso corriendo por allá!!!
Gracias!

Cassiopeia dijo...

Canoso, debes ser bieeeen viejo si no lo recuerdas.

Y que edad tiene tu chico, que todavía tolera mimos?

Los mios, de 24 y 20 todavía me toleran... o bien que lo disimulan. jajaja!
Abrazos

Canoso dijo...

Viejete y canoso je je je je

Cassiopeia dijo...

No wonder, Canoso, no wonder!
Un abrazo

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Si alguien toma alguna de las mías, que no sea tontito y lo diga, que difícil que es esta pendejada de tomar fotos sin poder mover el culo de una silla.

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