Como decía… en mi deseo desesperado de no molestar a mi gente “hasta que la muerte nos separe” (esa es otra historia…) le pedí a mi esposo que para que él pudiera trabajar esa tarde, llamara a un servicio de enfermeras que nos enviara a una persona que “me atendiera”.
Si dije “enfermera” fue porque mi cerebro -falto de millones de neuronas que se han ido en 3 craneotomías y una radiocirugía- se había equivocado de palabra. Debí haber dicho “dama de compañía”, o “acompañante”. Pero noooo… dije “enfermera”. ¡Error, error! Igual pude haber dicho “delfín”… sin que quisiera decir que era un ser marino para que me acompañara hasta “el fin” de mis días… Traté de explicarle que “aquello” no era. Pero –de nuevo- los hombres son tercos. Y, con pinta de “me gané la loto”, me dijo triunfante:
-“Conseguí la enfermera”.
-“¿Le dijiste que me tiene que cargar como saco de papas porque estoy gorda como lechona en turno para la cena de Navidad?”, le dije con la esperanza de que me contestara un “No, mi amor… si tú parecieras una lechoncita, yo sería tu lechoncito porque yo estoy más gordito que tú, que te ves sabrosona”. Pero, ¡noooo! En vez de un cubo de agua helada, me tiró los mares cercanos a los dos polos, con todo y icebergs.
-“No te preocupes, que les dije que tenía que ser alguien fuerte”, me dijo con mirada de “comprensión”, o ¿habrá sido “compasión”?
¡Además de gorda, me sentí maltratada, humillada, vejada, fastidiada, inútil, dependiente 24/7, y próximamente abandonada en las garras de quien sabe qué clase de ser humano… vestido de enfermera!
Tuve que controlar la catarata de lágrimas que se asomaba para no parecer Bruja de Disney (las malas de Disney siempre tienen pelo negro y grandes ojazos verdes, que se ponen ROJOS cuando las alteran).
-“Bueno, confío en ti”, le dije con las muelas de atrás.
Media hora después, llamó mi “babysitter”, que estaba perdida en el vecindario donde supuestamente trabajaba con regularidad.
¡Rayos! Mi víctima por obra y gracia del matrimonio le explicó súper bien… los semáforos, las izquierdas, las derechas… ¿Será ADD mi cuidadora?
NOTA: ¡La saga continúa en la próxima entrega!
13 comentarios:
JAJAJJAAJA! Me parto lechoncilla! te lo digo en serio, merece ser publicado en la mejor editorial.
Ya no duermo esperando la 3ª entrega;)
MUACKKKKKKKK!
Hay niña eres fatal!!!!
espero la proxima entrega con ansiedad.TQM besos
Yo le hubiera apretado una cosa que los hombres tienen y las mujeres no jaja verás que para la otra espera tus instrucciones jeje.
Besos Amigocha.
Pues yo también sigo esperando a la "fuerte", digo a la tercera entrega...
pero que malos son los hombres a veces sin querer.
Un besote
Me encanta leerte.Un fuerte abrazo.
Mmmmmmmmmm,esto de los maridos omnipotentes es cosa seria!!!!!!,jajajajajaja.
Cassio,estoy leyendo la historia de atrás para adelante!!!
Besos.
Ambar...
Querida SOL, te invito a que te partas bien partida cuando sepas el resto de la historia.
Ahora, que abrí el candado del blog después de penar por semanas, yo también me río.
Ya puedes ver la 3ra. parte.
Muuuuchos besos.
Hola querida Fiaris!
No quieras haber estado aquí!
Ya subí la 3ra!
Yo también TQM
Mira Delia, aunque tu vivas extraordinariamente enamorada de tu esposo, te lo digo yo, que vivo con 3... LOS HOMBRES NO SON MALOS "SIN QUERER"; es que son morones, faltos de tacto y no conocen el significado de las palabras. Un acento mal puesto, y "la cagan".
Fuera de eso, son chulisimos. Amo a mis tres morones/faltos de tacto.
Besos
Gracias NIP (significa lo que me imagino?)
Me energizas.
Abrazote!
Ambar!
Sobre el tema... hay mucha tela para cortar.
Ya seguiremos la charla, porque todavia queda "enfermera con tacas y lentejuelas"
Besos
Estoy segura que en algún lado comenté. ¿Me estaré volviendo loca?
No, Bienque, no eres la unica. Somos "Las Locas Inc."
Yo, que también lo leí tampoco lo veo.
:(
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