Estoy clara en que no soy la única persona del mundo ex hemipléjica, a quien todavía le queda una extremidad que insiste en hacer lo que le venga en gana por cuenta de un Intruso. En mi caso, Intruso es el Meningioma del Falx, -o tumor cerebral "benigno" resistente a cirugías- que me habita desautorizado.
Si conocen a alguien con una extremidad que se comporte como República Independiente e Izquierdista, díganle que se comunique conmigo lo antes posible. Quiero saber cómo le va, qué hace, cómo transcurren sus días; si se aburre, si le permite a esa parte de su cuerpo hacer lo que le de la gana; o, si se le calientan las neuronas a fuerza de exigirle a esa extremidad que haga lo que le comanda el cerebro.
¡Que me diga!
"Esa extremidad", en mi caso, es la pierna izquierda. Y, como todo lo malo tiene algo bueno, admito que soy poseedora del privilegio de repartir patadas impunemente con la excusa de que se trata de “movimientos involuntarios”. No es que la pierna ande saltando descontroladamente mientras me coma un pop corn en el cine... pero de vez en vez se rebela contra el resto del cuerpo y hace lo que le viene en gana.
Lo único que le pido es que coopere y haga lo suyo cuando trato de ponerme el zapato que le corresponde, subir un escalón, o dar un paso al ritmo de salsa con mis hijos. Aún no logro hacer ninguna de esas “tonterías” cotidianas y poco importantes en un mundo donde hay tantos problemas tan complejos y trascendentales. Pero es que para hacer algunas de las cosas, hay que ponerse los dos zapatos, subir un escalón y dar un sabroso paso de salsa en los brazos de cualquiera de tus hijos.
No es que esté taaaaan desesperada por saber cómo someterla a la obediencia a mi (todavía) República Independiente e Izquierdista. Llevo 11 años y 6 meses a éste tajo, y una, como que se acostumbra. Pero no niego que (todavía) me pica la curiosidad. Así que si alguien conoce el truco, que me diga.
Para “caminar”, todavía tengo que “pensar” cada paso. De hecho, eso es algo que debería hacer cada persona. El mundo no estaría tan mal... aunque caminaría más lento. ¿Conducir? Perfectamente capaz, en autos de transmisión automática. En los manuales, ¡imposible! (todavía). El problema está al llegar a los destinos... ¡sin un zapato!
Lo que no le puedo perdonar a la República Independiente Izquierdista que arrastro por la vida, es que me prive de sensaciones. No tanto de las cosquillas. No son necesarias para reir. ¿Cómo rayos me puedo defender de las hormigas si no siento las picadas hasta que me comen la pierna derecha?
Sin embargo, además de estar viva para ponerme un zapato, conducir un auto de transmisión automática, y llegar al hormiguero; de reirme y gozar la música aunque no pueda dar un paso de salsa; de cantar, escribir, pelear y soñar; de poder disfrutar amaneceres, atardeceres, sonrisas ajenas y las ilusiones de mis hijos, ¡he logrado conVivir con Intruso y extender mi calendario!
He logrado vivir, no existir. Hago un inventario de lo que puedo hacer y lo que tengo, y me siento millonaria.
El que no pueda bailar ballet, no me preocupa. No voy a someter a la obediencia a la que hasta ahora ha sido mi República Independiente e Izquierdista por cuenta de una zapatilla. Nunca he bailado ballet. Así que no lo extraño ni me duele.
2 comentarios:
hola! mi república independiente es de derecha, cuando más molesta es cuando yo voy y ella no viene y se queda tan tranquila en el lugar sin darse por enterada de que nos vamos y a lo sumo, vuelve el pie hacia adentro por el arrastre del cuerpo. Por suerte tengo el bastón que me ataja la caída al suelo.
Por ahora, la tomo con las manos y la coloco donde tendría que ir sola.
Ya aprenderá.
Ya aprenderá. No dejes de intentar, pero tampoco te frustres.
Pinta el de colores alegres el bastón que te ataja la caída al suelo.
Ya aprenderá.
Las cosas son como tienen que ser y cuando tienen que ser.
Un abrazote.
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