Querida Claudia; Claudia querida:
¡No he sabido de tí en tanto tiempo! Ni de tí, ni de tu padre Salvador. ¿Cómo está tu mamá? ¿Se hizo algo con su tumor cerebral? ¿Le hicieron los exámenes? La última vez que me escribiste entendí que habían pegado un alto a la locura diaria y se estaban dedicando más tiempo a ustedes y a disfrutarse.
Claudia -con o sin tumor- no dejes al fondo de la gaveta de la vida las oportunidades de disfrutar lo que tengas cuando lo tengas. Quizá a tu edad todavía el tiempo pasa lento, pero eso es una ilusión. Déjate llevar por el reloj de las hojas que amarilleran para estos días en tu casa. No fallan las hojas. Hoy no te invito al banco aquél del Parque Central. Ni a la esquinita cerca del puente. Octubre en Nueva York es muy frío para mi cabeza rota y vuelta a coser 2 veces. Mejor paseamos por los canales de mangles de la Parguera, cerca de una tibia bahía Bioluminiscente que en las noches sin luna te hará pensar que navegas sobre el cielo.
La última vez que nos comunicamos, me contaste que había unos procesos burocráticos que dilataban los exámenes médicos que determinarían el tipo de tumor cerebral y las opciones terapéuticas para tu mamá.
No llegué a preguntarte mucho sobre el sistema de salud que tienen en Canadá porque por nuestras latitudes lo “venden” como lo mejor del mundo. Y lo es. Ciertamente que lo es para todos, excepto para el que necesita los servicios y no los tiene porque se los restringen.
Acá nos pasa eso, y peor. Nos metieron a la trágala un plástico supuestamente mágico en forma de tarjeta de salud tipo barril sin fondo. Una promesa política; una falacia que el pueblo se tragó como jugo de fruta... sin sabor al "dormilón" que tuvo efecto el día de las elecciones. Economistas y especialistas en el campo de la salud y otros locos como yo, levantamos la bandera roja. Muchas voces advertimos desde distintos flancos que los servicios no llegarían al necesitado; que se racionarían; que no se debía cambiar la fórmula que hasta el momento había funcionado. Me quedé ronca de tanto decirlo, y lo menos que me llamaron fue “ave de mal agüero”. Poco después, la profecía se materializó.
Una cosa es cierta en todas las sociedades: ante condiciones de salud como las nuestras, todos somos indigentes y ningún país debe dejar en el abandono a una persona, negarle servicios, restringirle el derecho a la salud. Hacerlo, equivale a racionar la vida.
Espero que ya tu mamá esté en pleno proceso de sanación; libre, o en proceso de liberarse del intruso -que como el mío- la habita desautorizado.
¡Un abrazote colmado de bendiciones para los tres!
xoxo
¡ULTIMA HORA.... CLAUDIA... ULTIMA HORA!!
Hoy sábado, a las 12:44 pm acabo de encontrar estos links para las personas con tumores cerebrales en Canadá:
http://www.braintumour.ca/braintumour.nsf/eng/home
Espero que te puedan ayudar en algo. Va por gmail a tu padre... que no es bloger friendly... jajaja...
Besos, besitos y besotes...
(Foto x Cass)
2 comentarios:
Querida,
Cada vez que leo tu blog siento muchas ganas de continuar viviendo y de seguir luchando porque todos y todas podamos vivir en un mundo un poquitín mas justo.
Tu solidaridad con Claudia es impresionante, espero responda rápido.
Te mando un abrazo gigante
Acepto el abrazote si me agarras fuerte. No logro superar los abrazos sin caerme. Ah! Esa era una de las metas a corto plazo que se me quedaron en la lista hace algunos días... la anoto en la próxima listita (poco a poco, siempre aspiro a más).
Ojalá y pudiéramos ayudarla. No me quiero imaginar el infierno que deben estar pasando. Es una agonía saber que tienes un animalejo en la cabeza, que te come poco a poco y no te lo puedes arrancar. Pero peor debe ser la impotencia de la hija.
Yo también espero que Claudia conteste pronto. No tengo su correo!
Oremos por ellas. Mientras, seguimos por acá.
Publicar un comentario