¡Intruso nunca se enteró del primer millón de visitas!

Ellos tampoco le dan tregua a Intruso:

viernes, 3 de julio de 2009

No me griten, ¡que no soy sorda!

[Sobre el privilegio de ambular en silla de ruedas II]
Repito:
1. nunca me imaginé que tendría que usar una silla de ruedas
2. tuve que usarla
3. en este momento no la uso, pero pudiera volver en cualquier momento. Por eso, insisto: es toda una aventura el privilegio de ver el mundo desde una silla ruedas. O mejor, es un privilegio tener las aventuras que se experimentan mientras transitas por el mundo en una silla de ruedas.
Nunca imaginé que provocaría tantos equívocos.
Si te vistes bien, te perfumas y te maquillas, piensan que estás ahí para llamar la atención y que realmente no te pasa nada. Entonces te miran, te miran y te siguen mirando, a ver si en algún momento se “hace el milagro” y te levantas.

Seamos honestos. Todo el mundo sabe a lo que me refiero, es lo que comúnmente se hace con los ciegos, que los miras, los miras y los sigues mirando a ver por qué no se tropiezan con los escalones y cómo es que “manejan tan bien en bastón de punta blanca. Casi todo el mundo se maravilla pensando que usan gafas oscuras para que el mundo no vea que ven.

En mi caso, además de las miradas insistentes, me pasó que la gente confunde “el problemita con la pierna” con otro tipo de impedimento: piensan que estás idiotizado, y te chiquitean, o te hablan con “baby talk”. Le hablan a tu acompañante en vez de dirigirse a tí (“¿Y qué le pasa a ella?”) Preguntan, preguntan, preguntan y te siguen interrogando. ¿Se cayó? ¿Fue un accidente de carro? ¿Le pasó algo? Y, la mejor pregunta: ¿no camina ni un poquito?

Entonces, cuando al fin te miran para hablarte, se bajan, te pegan la cara y te preguntan abriendo la boca exageramente como si fueran actores de teatro ensayando una obra: “¿CO-mo tE siEn-tEs mi’-ji-tA?” ¡Pobre acompañante-Ángel de la Guarda!

Y una, acostumbrada a preguntar y no a que le pregunten... por fin contesta: “Mire, la pierna está bien. Es que tengo tumores en el cerebro”. No voy a preguntarles si me creen, o no. De todas formas, en ocasiones pienso que conVivir con la gente es más difícil que conVivir con Intruso.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que muchos impertinentes en nuestro camino han habido. Cuantas preguntas impropias, miradas de reojo y pena... como si uno necesitara eso.
Y probablemente esos mismos tienen otras penas mayores...

Cassiopeia dijo...

Cierto, y son mas impedidos que los que tenemos un impedimento visible.
Seguimos conversando de eso mismo en nuevas entradas. Un abrazote...

Mirta Pagola dijo...

Ay Cassiooooooo, tengo un ratito en el hospi, y obvio, me pongo al dia con intruso...
Cuanto enseña, verdad?
Abrazote de luz, Mirta

Cassiopeia dijo...

así es. te acabo de enviar un msj...
no es fácil.

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Sobre las fotos e ilustraciones aquí presentes...*

* Si alguien se ofende con la publicación de alguna foto tomada prestada de la Gueb, que lo diga y la borro inmediatamente. Si le ofende mucho, mucho le pido excusas públicamente por el malrato.
Si alguien toma alguna de las mías, que no sea tontito y lo diga, que difícil que es esta pendejada de tomar fotos sin poder mover el culo de una silla.

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