Finalizado el proceso que pagaba el plan médico, y de regreso a casa, continué terapias en una clínica de medicina deportiva, pero necesitaba urgentemente una buena alberca, piscina, o charca artificial donde ejercitarme. Tras perder tanta masa muscular en las piernas, era difícil pretender dar un solo paso, y ya el agua nos había demostrado ser el medio más efectivo.
El Cielo me proveyó de otro ángel con una piscina larga, llana y sin la inclinación: ideal para continuar el acondicionamiento previo a los nuevos pasos. Una vez mejoré “el camina’o”, dejé el agua. En el 2004, con la segunda creaneotomía superé mucho la dificultad ambulatoria. Al menos, ya no me caía. En el 2007, el remedio para combatir a Intruso fue peor que la enfermedad, y según desmejoraba aceleradamente, una quinta angelita me recomendó terapias de watsu. Volví a experimentar la magia del agua.
Hoy llevo un año con 9 meses combinando terapias de watsu, ejercicios de burdenko y terapia craneosacral de vez en vez. Primero fue dos veces a la semana; luego cinco días la semana. Desde febrero abril pasado realizo una rutina semanal de ejercicios de estiramiento que me matan, pero que en el agua, duelen menos.
Uso este espacio para recomendar cualquier modalidad de terapia en agua. Muchas personas se convierten en milagros ambulantes en tiempo récord. Con el Intruso que me habita desautorizado, estoy en el grupo que va en low. De todas formas, camino por la vida en el "blissful mode" de corroborar día a día, que con las terapias en agua, ya no retrocedo.
(Foto x Cass)
3 comentarios:
Sigue adelante!!!!
Interesante cómo la naturaleza tiene gran parte que ver en nuestro bienestar.
Sigue mejorándote!
Gracias a los dos. Esto es de poquito en poquito, ya pronto les digo si participo en el Boston Marathon... o en el 10K del Teodoro Moscoso.
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